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QUIENES SOMOS

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Hurgando entre mis recuerdos, busco el que me enamoró del club, de la U, de ese color crema… encuentro varios pasajes pero no puedo distinguir el más antiguo. Vengo de un hogar donde el fútbol no es prioridad, sino el poder seguir adelante. Veo la crisis, la angustia de la gente, la falta de líderes y de paso, la falta de víveres. En casa, se habla más del gobierno que del fútbol, mientras yo aún dribleo con mi pelota alrededor de la mesa de centro hasta que interrumpen el match con un "¡A comer!"

¿Habrá sido en una pichanga donde alternamos equipos? No tengo la suerte de algunos amigos que ya pudieron ir al estadio con sus papás. Yo sigo buscando una imagen en mi pelota gris color cuero raspado. En el colegio, ya algunos hablaban de algunos equipos basados en su historia y legado familiar, los padres y hermanos eran los hereditarios naturales de su amor, ¿yo? Tenía que forjar mi camino. Eso era lo que sabía.

Recuerdo que la pelota marrón reventó un día y ya los parches no le servían, así que, decidido a juntar propinas y vueltos, me vi envuelto en mi primera encrucijada financiera. Conseguir el nuevo balón que sería testigo de mis dribles ante la mesa de centro y metiendo gol en la portería entre el tocadiscos y la puerta de la cocina.

Luego de varias semanas, logré juntar suficiente dinero para comprar aquel balón, así que salí a buscar un vendedor de pelotas. Eran famosos en todo Lima. Caminaban por los barrios con un palo en el hombro, cargando más de 30 pelotas de diferentes tipos: vóley, fútbol, fulbito, viniball de niños, etc. Al fin encontré uno: “¡Señor! Quiero una pelota!”, le digo. “Claro… ¿cuál?” “No sé; una de fútbol”. “Por supuesto; tengo varias”. “¿Cuál me recomienda?”. “Mira, muchacho, ¿de qué equipo eres?”. Y acá llegó la pregunta que no tenía aún respuesta. “Señor... Aún no tengo equipo”. “Mira, muchacho, te digo cómo es cada club y tú me dices. Tengo de la U, que es sinónimo de empeño, empuje; también tengo de…” “¡Esa, señor! Esa crema está bien bonita”. “Toma, muchacho… y dale U…”

 

¡Así pinté uno de los primeros paños en este largo balón que acompaña mi vida! Escojo uno que tenga los paños más grandes, uno de al lado de 26 estrellas, uno que esté al lado de un paño aún en blanco, uno que dice campeón de la Copa Libertadores. Ese, lo pinto yo, y lo pinto en esta vida.

NUESTRA
HISTORIA
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